Monday, January 11, 2016

Les trottoirs de Mocoa

Les trottoirs nous disent-ils quelque chose de leur société? A priori, non. Un trottoir, c’est un trottoir, me direz-vous. Eh bien, détrompez-vous : les trottoirs parlent! Ecoutez et voyez plutôt les trottoirs de Mocoa. Vous me direz, mais c’est pas un trottoir ça, hé bien si, à Mocoa, les trottoirs sont comme ça, défoncés, irréguliers, plein de marches et jonchés d’obstacles. Ce qui est étonnant, c’est que ça ne m’a pas frappée au début. C’est en revenant de Tokyo ou les trottoirs sont nickel avec itinéraires pour personnes malvoyantes que je me suis dit : mais c’est quoi cette merde? Oui, une vraie merde et c’est un euphémisme. A Mocoa, chacun fait son trottoir comme une continuation de sa résidence avec les matériaux de construction en rabe. Ça donne un résultat comme sur les photos. Et je vous promets que les photos n’ont pas été prises dans un endroit particulier pour les besoins de la démonstration. C’est la même merde partout, parfois pire, et je dirai que les photos n’arrivent pas à représenter le bordel incroyable que sont les trottoirs de Mocoa. Il faut s’y aventurer avec précaution et ne pas flâner la tête en l’air (on risque aussi de se faire estropier par une moto ou un camion-citerne, qui abondent dans le coin). Pour les personnes en fauteuil roulant, avec difficultés motrices ou tout simplement avec poussette, je n’ose pas imaginer les difficultés du quotidien mais je pense à elles à chaque fois que je me promène dans Mocoa. Les trottoirs de Mocoa ou le degré zéro de l’espace public et de l’intérêt général. 

Monday, September 28, 2015

Las comunidades y los proyectos

Inicialmente iba a escribir dos posts, Las Comunidades y Los Proyectos. Y después apareció como una evidencia que estas dos cosas iban juntas. No hay una comunidad sin un proyecto, o mejor dicho un proyectito. Déjenme explicarles. Vamos por partes. En Colombia, todo empieza por la comunidad. Las hay de diferentes tipos, campesinas, indígenas o afrodescendientes. Es la base de todo en una sociedad donde mucha población sigue viviendo en la zona rural. La comunidad, según entiendo, es un grupo de personas que viven juntas en el territorio y según piensan por acá, es un grupo unido, coherente, solidario, que sólo piensa en el bien común, o sea una especie en vía de extinción en nuestro planeta, o que a lo mejor nunca existió. Lo dejo a su consideración. Yo creo que si contamos las palabras que más frecuentemente aparecen en el vocabulario colombiano, en primera posición aparece la comunidad. Acá, la comunidad lo puede todo y lo va a resolver todo. Algún problemilla, se busca saber qué piensa la comunidad, qué ha dicho la comunidad y lo que ha dicho la comunidad va a misa, por supuesto. Como lo ha dicho la comunidad, quien lo ha dicho en nombre de la comunidad, esto importa menos. La comunidad es la palabra clave, un poco como lo era el desarrollo en Costa de Marfil. ¿Se acuerdan? No se sabían muy bien lo que era, pero todos querían desarrollo. Acá el desarrollo pinta poco. En cambio, están los proyectos. Un proyecto es un documento que permite la planeación y la ejecución de actividades. Un problemilla en una comunidad, ¡lo resolvemos con un proyectito! Todo pasa por los proyectos. Usted quiere construir una escuela, hace falta un proyecto. Quiere cercar la escuela, otro proyecto. Se necesita pintar el muro de la escuela, ¡zas un proyectito! Para explicar el origen de la prevalencia de los proyectos en Colombia, toca indagar un poco más. ¿O acaso estamos así en todo el mundo? Será que, bajo la influencia de la cooperación internacional, ¿lo proyectizamos todo? ¿No podríamos hacer las cosas porque simplemente porque se necesitan hacer sin necesariamente tener que pasar por un pinche proyecto?

Thursday, August 13, 2015

El Chiringuito Azul

El Chiringuito Azul: un clásico del verano santapolero. Un chiringuito, en España, es un sencillo y provisional restaurante de playa; puede también ser un negocio bien montado. En el caso del Chiringuito Azul, son las dos cosas a la vez, abierto del 30 de mayo al 13 de septiembre, siempre lleno y bullicioso, incluso en plena crisis. Los dueños del Chiringuito Azul hacen su agosto durante el verano. El nombre podría aludir al verano azul o sencillamente describir el color de la estructura principal. Quiero pensar que el verano azul tiene algo que ver.

Este año, como todos los años y como no podía ser de otra manera, fui al Chiringuito Azul. Todo estaba en su lugar: los meseros de siempre, los arroces de la carta, la gravilla por el suelo… Tal vez un poquito menos escandaloso que de costumbre porque no me pillé el acúfeno de siempre pero esto, admito, es subjetivo. Después de Colombia, podría tener mayor tolerancia al ruido.

En fin, el Chiringuito Azul estaba ahí. Fiel, leal, pilar de nuestras vidas. Apareció un cliente inusual, el señor de la foto. Un viejito que se tragó una tapita de entrada en la barra, un atún a la plancha con patadas bien instalado en su mesa y un arroz con leche de postre, con muy buen apetito. Con cervecita, claro! Entraban ganas de invitarle, al verlo disfrutar tanto! Inspiró el post (la verdad es que no entiendo como el Chiringuito Azul no había llegado a inspirar ningún post hasta el momento) y la determinación de llegar a la jubilación para poder disfrutar más del Chiringuito Azul, de junio a septiembre como se debe. Ojalá el Chiringuito Azul dure muchos años más y no inspire ninguna pinche cadena.

Sunday, June 21, 2015

Bonjour beaucoup !

Les posts sur le parler local sont un must de Pinche Pais. Le « bonjour beaucoup » ne pouvait donc pas ne pas figurer dans pinche pais ! « Bonjour beaucoup », c’est un peu comme « soirée bonne », vous l’entendez deux ou trois fois le matin, vous pensez qu’il y a erreur, que vous n’êtes pas bien réveillés et puis vous réalisez que non, vous avez bien compris, c’est bien « bonjour beaucoup » que vous venez d’entendre !  Alors les variations de la langue française en Afrique sont infinies; l’utilisation particulière du  « beaucoup » avait déjà fait l’objet d’un post (souvenez-vous du « c’est beaucoup peu » en Côte d’Ivoire !) mais le « bonjour beaucoup » on ne me l’avait pas encore fait. Je dois avouer que ça surprend un peu au début, puis on finit par s’habituer. De là à l’utiliser soi-même il y a un pas mais bon je commence à intégrer le « bonjour beaucoup » rwandais. Je profite de ce post pour vous informer que je suis au Rwanda depuis le début du mois de mai. Six semaines intenses et gratifiantes. Alors le Rwanda pour les questions de langue, c’est particulièrement intéressant. Il y a trois langues officielles au Rwanda, le kinyarwanda, le français et l’anglais. L’addition de l’anglais est relativement récente et s’explique pour des questions de géopolitique un peu trop compliquées pour détailler ici. Ça donne des résultats surprenants, on saute du français à l’anglais dans une seule phrase et le français est influencé par la langue natale des Rwandais, le kinyarwanda. Par exemple, le « bonjour beaucoup », une façon j’imagine de dire un grand bonjour ou de vous dire qu’on est content de vous saluer, un peu comme les enfants de la photo. Intéressant, non, le « bonjour beaucoup » ? Il y a aussi le « merci aussi ». On m’a expliqué qu’on ne disait pas « de rien » en langue kinyarwandaise, alors quand vous dites « merci », on vous dit « merci aussi ». Dans la catégorie des choses qui surprennent, je vous livre quelques exemples. La bière que l’on vous propose chaude ou froide. La bière chaude, non mais quelle idée ?!!! Quand vous commandez une bière, on vous en apporte immédiatement deux ! Dans les menus des restaurants, on vous précise le temps que ça va prendre pour être servis (pas toujours très fiable, je préfère vous le dire tout de suite). Dans l’hôtel où nous sommes logés, il n’y a pas d’armoire. Un peu zarbi pour une chambre d’hôtel quand même, puis pas pratique surtout quand on reste plus de quelques jours. Mais l’hôtel dans lequel nous sommes logés mérite un post à lui tout seul, alors je reviendrai là-dessus prochainement.

Sunday, April 12, 2015

Mi Doctora

Aquí, en Colombia, soy “doctora”, incluso “mi doctora”. Me hace remontar a mi primera visita a Colombia en 2002 cuando, con Herminio, descubrimos el “doctor” y nos hizo mucho reír. En Colombia, se llama “doctor” a la persona que ha estudiado derecho y que es abogado, pero la expresión es utilizada de manera general sin confirmar que la persona ha efectivamente estudiado derecho como una marca de respeto y deferencia. Doctora por allá, doctora por acá. Al inicio, se me pasó por la cabeza que el “doctor” podía tener la misma función que el “hermano” en Bolivia: dirigirse a alguien de manera amigable cuando se te ha olvidado el nombre de la persona. Sin embargo, esta posibilidad ha sido descartada cuando me di cuenta que muchas veces “doctora” viene acompañada de mi nombre. Durante los primeros meses, intenté restablecer la verdad y explicar que no había estudiado derecho y por lo tanto no se me aplicaba el “doctora”. Sin resultado. Me ha dado por vencida. Ahora, acepto el “doctora” e intento mantener la seriedad. Lo que más me llama la atención es que hasta los niños muy pequeños de unos 5 o 6 años utilizan la expresión para dirigirse a las personas que su educación y su entorno cultural les han enseñado a considerar como personas a las que hay que respetar. Es de lo más interesante y ciertamente revelador del estado de las relaciones sociales.

Los dejo con una foto de la vista de los Andes desde mi ventana porque no encontré nada más adaptado para ilustrar este post. 

Saturday, February 14, 2015

Le Putumayo n’est pas un long fleuve tranquille

Avant toute chose préciser que le fleuve qui illustre ce post n’est pas le Putumayo mais le Caquetá. Une explication toute simple à cette incohérence : j’ai trouvé le Caquetá plus photogénique. Le Putumayo et le Caquetá sont deux fleuves du sud de la Colombie qui finissent pas se jeter dans l’Amazonie. Une partie du territoire comprise entre ces deux fleuves s’appelle le département du Putumayo ; il fait frontière avec l’Equateur et le Pérou. Alors je préfère vous le dire tout de suite : il vaut mieux voir le fleuve en photographies parce que quand vous posez un pied sur les berges du fleuve et vous êtes immédiatement reçus par une série de bestioles qui vous piquent partout et vous laissent des démangeaisons pendant quelques jours, voire quelques semaines, les fameuses pucas. Il vaut mieux prévenir que guérir : il faut s’asperger de produits chimiques et s’enduire les zones sensibles de vix. Charmant. Si vous avez la malchance de transporter une de ces bestioles à la maison, elle vous mène la vie dure pendant une petit bout de temps. D’une manière générale, y’a pas que les pucas qui vous mènent la vie dure dans le Putumayo. Je vous laisse imaginer le contexte local d’une zone frontalière, peu peuplée et riche en ressources naturelles en Colombie. Pas de tout repos, ce qui a certainement contribué à l’abandon complet dans lequel s’est trouvé le blog l’année dernière. Non, le Putumayo n’a pas été une promenade de santé et a fait que le Tchad m’a manqué énormément. Il y avait tellement de sujets sur lesquels je voulais écrire : les ouadis, la viande de chameau, le nomadisme, le « ça va encore », les boubous, les joies de parcourir N’Djamena en moto, le samedi matin au marché de Goz Amir, l’authenticité de l’hospitalité tchadienne… Mais, bon, me voilà en Colombie depuis un an et les sources d’inspiration ne manquent pas. Le blog doit donc reprendre du service.

Saturday, January 31, 2015

Spécial Japon


Difficile de résumer dix jours au Japon, pleins de découvertes et d’émerveillements. A première vue, tout semble fantastique au Japon. De nombreux aspects de la société japonaise paraissent admirables ; ce sont ces aspects qui sautent aux yeux lors du premier contact. Alors que d’autres pays produisent une première impression négative et gagnent à être mieux connus, c’est tout le contraire avec le Japon. En tous cas, ce fut tout le contraire pour moi, probablement influencée par d’autres expériences. La courte durée du séjour et la barrière linguistique n’ayant pas permis d’approfondir le sujet, je vous livre en vrac quelques impressions et une liste des meilleurs moments :

- Un bol de ramen noodles fumantes, bien sûr, miam c’est bon!
- Le Shingansen (train à grande vitesse) avec ses contrôleurs autrement plus sympathiques que ceux de la SNCF. Même quand vous avez pris le mauvais train, ils ne vous engueulent pas.
- Le civisme des Japonais, ça nous change par rapport à d’autres latitudes.
- Les boites de bento (friandises à déguster dans le train), meilleures qu’un sandwich SNCF!
- Apercevoir, entre une plantation de thé et un immeuble, le Mont Fuji depuis le Shingansen. Majestueux.
- La visite du Centre International pour la Paix d’Osaka a : ça secoue, ça fait réfléchir et ça remet quelques idées à leur place.
- Le tapeo, style japonais: aller de bar en bar et se régaler d’un délicieux en-cas dans chacun d’eux. Les Japonais ont un petit côté espagnol ; ils ne semblent pas rentrer chez tout de suite après le boulot mais aller « tapear » et boire un coup.
- Les rues étroites de certains quartiers avec leurs lampions et enseignes lumineuses.
- L’énergie de ses retraités.
- Les chapeaux des Japonaises.
- Les toilettes chauffantes, on aimerait les avoir à la maison pour les réveils hivernaux.
- Les bicyclettes sans antivol.
- La gare de Kyoto, super, elle vaut le détour à elle toute seule ; certes y’a aussi le palais impérial à Kyoto.
- Le thé vert avec des grains de riz grillés, on y prend goût!
- Les trottoirs et quais de stations de métro signalisés pour non-voyants.