Sunday, April 12, 2015

Mi Doctora

Aquí, en Colombia, soy “doctora”, incluso “mi doctora”. Me hace remontar a mi primera visita a Colombia en 2002 cuando, con Herminio, descubrimos el “doctor” y nos hizo mucho reír. En Colombia, se llama “doctor” a la persona que ha estudiado derecho y que es abogado, pero la expresión es utilizada de manera general sin confirmar que la persona ha efectivamente estudiado derecho como una marca de respeto y deferencia. Doctora por allá, doctora por acá. Al inicio, se me pasó por la cabeza que el “doctor” podía tener la misma función que el “hermano” en Bolivia: dirigirse a alguien de manera amigable cuando se te ha olvidado el nombre de la persona. Sin embargo, esta posibilidad ha sido descartada cuando me di cuenta que muchas veces “doctora” viene acompañada de mi nombre. Durante los primeros meses, intenté restablecer la verdad y explicar que no había estudiado derecho y por lo tanto no se me aplicaba el “doctora”. Sin resultado. Me ha dado por vencida. Ahora, acepto el “doctora” e intento mantener la seriedad. Lo que más me llama la atención es que hasta los niños muy pequeños de unos 5 o 6 años utilizan la expresión para dirigirse a las personas que su educación y su entorno cultural les han enseñado a considerar como personas a las que hay que respetar. Es de lo más interesante y ciertamente revelador del estado de las relaciones sociales.

Los dejo con una foto de la vista de los Andes desde mi ventana porque no encontré nada más adaptado para ilustrar este post.